Alabado sea Dios.
Quien mantenga relaciones sexuales durante el día en Ramadán cuando está ayunando y no está viajando debe ofrecer una severa expiaciَn que consiste en liberar un esclavo; si no puede hacerlo, entonces debe ayunar dos meses consecutivos; y si no puede hacer eso tampoco, debe dar de comer a sesenta pobres.
Lo mismo se aplica a la mujer si sucediَ con su consentimiento, pero si fue sin su voluntad, entonces no tiene que hacer nada. Si estaban de viaje, no hay ningْn pecado y no deben ofrecer expiaciَn, ni tampoco deben abstenerse de comer ni beber por el resto del día. Sin embargo, sí deben recuperar ese día. Lo mismo se aplica si rompiَ el ayuno por alguna razَn esencial, como salvar la vida de alguien cuya vida está protegida segْn la shari’ah; si tiene relaciones sexuales el día en que rompiَ su ayuno por una razَn esencial, no hay ningْn pecado, porque no violَ un ayuno obligatorio.
Si una persona que está ayunando donde es residente y que está obligada a ayunar mantiene relaciones, hay cinco cosas que surgen como resultado.
1 – Es culpable de pecado
2 – Su ayuno se rompe
3 – Debe abstenerse de comer y beber el resto del día
4 – Debe recuperar ese día
5 – Debe ofrecer una expiaciَn (kafarah)
La evidencia de que debe ofrecer expiaciَn fue narrada en el hadiz de Abu Hurayrah sobre el hombre que mantuvo relaciones con su esposa durante el día en Ramadán. Este hombre no podía ayunar ni dar de comer a los pobres, por eso la obligaciَn de ofrecer expiaciَn quedaba a un lado, porque Allah no le da a nadie una carga mayor de la que pueda soportar y no hay obligaciَn cuando uno no puede cumplirla. No hay diferencia alguna si este hombre eyaculَ o no, siempre y cuando haya tenido relaciones sexuales, a diferencia de quien eyacula sin penetrar – en ese caso no debe ofrecer expiaciَn alguna. En ese caso es un pecado y debe abstenerse de comer y beber el resto del día, y recuperar ese día de ayuno más tarde.